Palmira es la madre superiora de las Hermanas Hospitalarias de la Santa Cruz que atienden a diez mujeres y dieciseis hombres en el Hospital de San Lázaro, situado en un montículo de Horta en la casa Mas Deu.
- ¿No había estado nunca aquí, usted?- me pregunta.
- No creí que se podía venir - Observo que mi visita alegra a los enfermos y les pregunto si ellos también esperan a los Reyes Magos, no a la madre Palmira.
- Que vengan a vernos - responde el decano. - Tampoco estaría mal la calefacción - otro. - Tabaco, porque fumamos mucho porque nos aburrimos - dice uno que lleva pocos años. - el decano insiste - que vengan a vernos que lo demás ya vendrá.
- ¿Quieren salir? - me dirijo a madre Palmira.
- La mayoría no; la enfermedad aunque detenida causó mutilaciones que los ha dejado inútiles para el trabajo. Y aquí ya ve que no les falta de nada.
- Sí, compañía...
COSECHA PROPIA: ¡Elemental, querido Manolo! La falta de compañía es una maldición que sufren desde hace más de dos mil años los enfermos leprosos. Como hacía el decano, repíteselo a la monja que dice que no les falta de nada ya que tienen cama, comida, ropa y medicación.
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