Ernst y Lory Wallfisch, matrimonio de músicos; él uno de los mejores violas del mundo, ella pianista. Ella, rumana, él, alemán; ahora los dos, norteamericanos.
- ¿Quién oyó primero a quién?
- Yo, -contesta ella- él fué a Bucarest, donde yo estudiaba piano, y fuí a oír a una amiga mía pianista que le acompañaba en el concierto.
- ¿Cuándo empiezan a actuar juntos?
- Cuatro años después, que él volvió a Bucarest y me llamó para que le acompañara al piano. Aquí empezó el amor y a los dos años nos casamos.
- ¿La guerra les llevó a América?
- Nos llevó Menuhin; le conocimos en una recepción que le ofreció el que fué su maestro, Jorge Enesco, en Bucarest, a la que fuimos invitados unos cuantos artistas jóvenes. A partir de ahí fué nuestro amigo y protector hasta el punto de tocar con su viola durante tres años y que me cedió.
- Si tuviera que perder viola o mujer ¿qué le haría sufrir más?
- ¡Dilema horrible! - suelta él, de repente.
- Es verdad - dice ella.
- Estos músicos son sublimes...
COSECHA PROPIA: Es que planteaste un caso de "sublime decisión", Manolo.
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