Ramón Casanova Jofresa, de Sabadell y Teresa Mañalich Santos, de Barcelona; 42 años de casados, residentes en el Hogar de Matrimonios Ancianos. En estos días me acuerdo de los que los pasan lejos de los suyos, aunque estén cerca.
- ¿Qué ha sido de usted en su vida? - le pregunto a él.
- Luchador infatigable, jornalero; dedicado al comercio durante 20 años con tienda de comestibles. Incluso recorrí Cataluña haciendo de payaso.
- Yo, siempre a su lado dice ella. Nos conocimos en un baile de Carnaval en que lo saqué a bailar. Y no lo siento. Tenemos dos hijos, chico y chica, cada uno con dos hijos. Los nietos los hemos visto una sola vez desde que ingresamos hace seis meses. Lo pasado, pasado está ¡Que Dios les dé salud! Aquí no hay nueras ni nadie que nos chille. Hacemos vida de marqueses.
- Obligado silencio que impone la discreción. La Hermana superiora me ruega que no haga propaganda de la Institución porque las 112 plazas están cubiertas. No hagan oposiciones...
CARTA DEL LECTOR: 23 Febrero 2.011. Parece un cuento de Navidad, Manuel, pero ¡qué coincidencia! esta institución estuvo en mi barrio, Monbau. De trato familiar, aunque con monjas, su ingreso costaba el 80% de la pensión. En su lugar hay un pequeño hospital geriátrico que si ingresas como residente, sin patología, el coste de plaza individual se dispara más allá del 200% de la pensión promedio de los jubilados del barrio. Hay otra residencia cercana pero más cara.
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