José Ignacio Sánchez-Mejías, torero retirado, hijo de Ignacio Sánchez-Mejías y de Dolores Gómez Ortega, hermana de "Joselito" y de "El Gallo", no podía ser otra cosa que torero.
- ¿El ambiente le empujó a los ruedos, verdad?
- Necesidad no era; afición mucha. No había visto otra cosa desde chico. Ibamos a la placita a jugar al toro. A los quince años,al volver del internado de Suiza adonde me había mandado mi padre para que no fuera torero, le dije que quería ser torero.
- ¿Qué dijo su padre?
- Me dejó probar ante testigos; y al cuarto pase con la capa me rompió la clavícula. En 1934, ya retirado mi padre, yo tenía dieciseis años y le acompañé a los tentaderos.El me enseñó y me ayudó.
- Retirado y sin preocupaciones económicas ¿por qué volvió su padre?
- La reaparición de Belmonte lo trastornó y comentó: Esto os demuestra que los toreros no mueren en su casa sino en la plaza, mi sitio está ahí".
- Y así fué, una tarde en la plaza de toros de Manzanares, lo cumplió...
COSECHA PROPIA: Luego oímos, machaconamente, el "Llanto por Ignacio Sánchez-Mejías" de García Lorca. ¿Recuerdas, Manuel?: A las cinco de la tarde...
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