Gaspar Cassadó, violinista que este año, sin salir de Europa, ha recorrido más de 60.000 km.
- ¿Se ha limitado a Europa Occidental?
- Casi. He entrado en Alemania oriental: Berlín, Leipzig, Halle, Weimar...Desde la guerra no he visitado ni Hungría, ni Checoeslovaquia, ni Polonia, ni Yugoeslavia ni Rumanía; países que me eran familiares.
- ¿Y sin compañía?
- Sí, soy un soltero empedernido; pero la torre del siglo XII que tengo en Florencia, al lado del "Ponte Vecchio", me espera con dos pianos, dieciséis violoncelos y algunos instrumentos exóticos
- ¿No tiene fantasma?
- Ni eso; sólo con mi música. ¡Qué felicidad!
- Eso es tocar el violón...
COSECHA PROPIA: Pasó el tiempo y repasando mi colección de tus entrevistas, Manuel, me encuentro que el 18 de abril de 1964 Gaspar Cassadó llega a Barcelona acompañado de su esposa, la pianista japonesa Chieko Hara, con la que lleva cinco años casado. "Empecé enamorándome de la pianista y ahora lo estoy de la mujer" - declara él. Ha cambiado; es otro"- dice ella. Un ejemplo de que el tiempo y una mujer pueden cambiar a un solterón empedernido.
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