Joan Crawford, famosa actriz y mujer de negocios, se metió en sus habitaciones del hotel donde se hospeda y comió sola. Chuletas de cordero, ensalada de lechugas y espinacas. Bebió agua.
- ¿Quiere usted comer conmigo? ¿Un whisky?
- Gracias - acepté el whisky.
- ¿Necesita todavía el contacto con el público?
- Naturalmente, si quisiera pasar inadvertida me quedaría en casa con la puerta cerrada. En mi
mi vida de cine aprendí de negocios. Me gusta ser una señora pero con la fuerza moral de un hombre. Las mujeres sólo hablan de vestidos, peinados y compras.
- ¿Qué vida considera más interesante y útil para el público la de artista o la de vicepresidenta de una gran compañía?
- Se complementan, en una película hago reír o llorar; en el negocio apago la sed con...
- ¡Anuncios no, señora...!
CARTA DEL LECTOR: 20 Junio 2.011. Después de la conversación con Joan Crawford ¿no te dió sed, Manuel, como para pedir y tomarte una "pepsi" bien fría pero no helada? Ella te hubiera obsequiado con una sonrisa de cine, seguro.
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