Mario Del Mónaco, famoso tenor italiano. Antes de vérmelas con él tuve que convencer a su señora- que quería hablar por él - diciéndole que tanto mi periódico como yo éramos serios.
- ¿Qué obligaciones le impone su preciada voz?
- Cuando no tenía nombre la gente iba a oír esta o aquella ópera, ahora van a escuchar a Mario del Mónaco, una gran responsabilidad que aumenta el sacrificio.
- ¿Qué es lo mejor que tiene usted?
- La fuerza de voluntad. Nunca pensé llegar donde estoy.
- ¿Y lo peor?
- Nada - responde ella.
- Responda usted, Mario.
- Que no gozo nunca de mi vida.
- ¡Mario! acaba ya.
- Señora, fin. ¿Sufrió la voz de su marido?
- No le conviene hablar.
- Mutis...
COSECHA PROPIA: Comprendido, Manuel: Mario acabó cuando lo dijo su señora o sea después de decir "no gozo nunca de mi vida".
No hay comentarios:
Publicar un comentario