Juan Silveti, torero azteca, llega a Barcelona para tomar parte en la Corrida de la Concordia, para celebrar la solución del pleito taurino hispano-mejicano.
- ¿Manolete es un límite para Ud?
- Si lo puedo superar ¡imagínese!
- ¿Ud. no se ríe nunca?
- Soy muy formal en mis cosas.
- En el andén de la estación de Francia le espera un recibimiento de apoteosis. Mario Cabré le saluda en nombre de los toreros españoles. En una pancarta se celebra la solución del pleito. Los entusiastas se lo cargan a hombros y sale Silveti, triunfal, por la puerta grande. Los más viejos cronistas taurinos no recuerdan nada igual...
COSECHA PROPIA: Estampa de la Barcelona taurina de la época.
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