Dámaso Gómez, torero que se la jugó el domingo.
- ¿Por qué se arrimó?
- Porque la misión del torero es arrimarse; uno está obligado al público y no se le puede defraudar.
- ¿Por qué torea usted tan poco?
- Por causas siempre ajenas a mi voluntad: manos ocultas que no sé donde están y si lo supiese las cortaría.
- ¿Le ponen vetos?
- Sí, los apoderados; los toreros, no.
- Y ¿usted no veta a ninguno?
- No, yo no tengo apoderado.
- ¿No teme a nadie?
- Respeto mucho al público.
- Es el respetable...
COSECHA PROPIA: Parece que el apoderado es imprescindible y puede más que el respetable, ya que es "el que ostenta el poder". Tú, Manolo, nos podrías contar mucho de esto, creo.
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