Francisco José Seefried, conde austríaco, acaba de llegar a Barcelona. A la petición de entrevista por parte del periodista, se le dice que está en el baño; que espere......................................................
- Cruzan el hall del hotel en dirección a la calle una dama y un caballero.
- Caballero ¿es Ud. el conde Seefried?
- Sí, efectivamente.
- Le recuerdo que soy el periodista a quien Ud. dijo que esperase. - y ganando la puerta contesta en el más puro castellano y recreándose en la frase:
- Yo no tengo nada que decirle.
- Y la dama que lo acompaña lo ratifica:
- El no tiene nada que decirle.
- El conde me da un golpecito en el hombro y se despide olimpicamente con un sombrerazo. Y me quedo silabeando:"Yo no tengo nada que decirle". Y yo, a Uds. ¿qué quieren que les diga?
Cosecha propia: ¡Qué dura es la vida del periodista, en ocasiones! ¡Qué educación la de estos condes!
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