Juan Serra es el más viejo de un grupo de ibicencos folkloristas que actúan en el Palacio de la Música. Es el que inicia la danza que es una reproducción del ceremonial que tenía lugar después de una boda en Ibiza, según la tradición.
- ¿Aún se casan así en Ibiza?
- Algunos todavía; pero hasta la primera decena del siglo actual, todos.
- Se acerca una de las folkloristas y examino de cerca el aderezo : ¿cuánto vale?
- No lo sé; pasa de madres a hijas. Aquí hay piezas de mi bisabuela.
- Pues esas manos valen una fortuna - digo a la vista de sus dedos cargados de sortijas (de oro , regalo del novio).
- Yo, en cambio, ninguna - declara el hombre.
- Muy sumisos me parecen los hombres de Ibiza.
- Desde tiempo inmemorial la mujer ibicenca decide, entre los que la cortejan, señalando dos días a la semana para recibir a los pretendientes. Cuando ya ha escogido al que será su esposo lo hace público el domingo al salir de misa con el mozo a su derecha.Los demás se retiran, y viene todo ésto.
- Todo esto son las cadenas. Ella, muchas y de oro. El, sólo una, su esposa.
COSECHA PROPIA: La cadena de él, claro está, no es de oro precisamente.
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